Lola Camús Santander, 31 jul (EFE).- Dimitris Kariofilis se dedica al arte sonoro y no necesita más que un ordenador y una conexión a Internet para ponerse a trabajar. Después de vivir en Barcelona, este ateniense de 38 años sintió la necesidad de cambiar de aires y encontró en Santander el lugar en el norte que andaba buscando.

En esta ciudad nació la Muestra de Arte Sonoro que organiza junto a la española Marta Saenz y que le ha ligado aún más a su "base de operaciones".

Tiene quince discos publicados con su nombre artístico, Illios, imposibles de encontrar en tiendas no especializadas en una música experimental con "tremendas posibilidades" que se propone seguir explorando.

No estancarse nunca, ni en el arte ni en la vida, es la máxima de este griego que renuncia a los planes de futuro. Si pudiera elegir, Japón sería su próximo lugar en el mundo, pero sabe que debe pensar en lo mejor para su hijo de seis años, que, de momento, habla griego, catalán y español.

Pregunta.- ¿Qué hace un griego en Santander?

Respuesta.- Casualidad. Llevo doce años en España y diez de ellos en Barcelona. Un poco cansados de ciertas situaciones decidimos cambiar de aires e ir al norte. No conocía a nadie ni siquiera había visitado Santander. Es como si abres un mapa, pones el dedo y dices "ahí voy". Viajo constantemente, trabajo con proyectos internacionales. Y Santander fue una base perfecta, por la calidad de vida.

P.- ¿Y el salto de Atenas a España?

R.- Mi chica es de Barcelona. Mi actividad no tiene mucho que ver con el lugar. Ahora igual paso más tiempo en Atenas y tengo más actividad en Santander. Si me pongo a comparar, Barcelona no es una sociedad para vivir.

P.- Pero no porque sea una gran ciudad. Atenas lo es.

R.- Sí, yo soy de grandes ciudades. Santander me parece a veces muy pequeño, en un día me encuentro por la calle a los cinco que conozco. En Barcelona la calidad de vida ha bajado mucho y esa es una de las razones por las que quería salir. Tengo familia, un hijo y todo está relacionado en las decisiones sobre qué es lo mejor para todos.

P.- ¿Seguirás teniendo Santander como base un tiempo?

R.- Mis planes no van más allá de un año o dos. Me gusta el incierto del futuro, no me incomoda para nada. Para mi hijo Santander fue muy positivo. La escuela pública es fantástica. Es todo muy cómodo, tantos parques, tantas cosas para hacer... Atenas es una jungla en comparación.

P.- Parece que el dedo en el mapa funcionó.

R.- Esas cosas funcionan. La Muestra es lo que más me ha unido a la ciudad. En los últimos años parezco un turista en todos los sitios donde vivo. Sí que los vivo, los conozco bien, pero no es para tener raíces muy profundas, porque no sé lo que me depara el futuro.

P.- Y la Muestra tendrá continuidad.

R.- Este tipo de música es difícil. Empiezas con algo como la muestra para que la gente tenga una idea de lo que se trata, pero en un futuro no muy lejano me gustaría expandirlo a otras actividades educacionales.

P.- ¿Cómo ves a los españoles, y en concreto, a los cántabros?

R.- Para mí España no existe, en España hay gente muy distinta.

En Cataluña lo pasaba mal por el nacionalismo, que como modo de vida no lo tolero. Es casi una de las razones por las que me he mudado.

Hablo seis idiomas y quiero hablar muchos más y que mi hijo hable más, que se sienta más libre. España no es una cosa, es muchas cosas, para bien y para mal.

Cantabria está en una media de esos problemas. Todo el mundo habla de un Santander muy conservador. Yo no lo veo, la gente de aquí me parece superabierta y la prueba es que estamos haciendo este tipo de trabajo. Es cuestión de proponer cosas y hacerlas. Si la gente se queja de que no hay nada, se quedará todo en una queja.

P.- ¿Y qué es lo peor?

R.- Cantabria me gusta pero el tiempo me lo estropea todo. Cuatro días seguidos en julio lloviendo...

P.- Eso no pasa en Atenas.

R.- En Atenas pasa cuatro días en todo el año.

P.- ¿Qué echas de menos?

R.- La comida es mejor en Atenas, al menos para mi. Aunque aquí se come muy bien. La gente echa de menos lo que no tiene y cuando lo tiene, echa de menos lo que tenía antes. Si yo me quejaba en Atenas del caos diario, aquí lo echo de menos. Es superordenado todo, muy bonito. Pero es la primera vez que voy a Hacienda o a un banco y la gente me sonríe como si fuera a comprarme una chaqueta.

EFE-Cantabria lcj/mlb