´El esplendor de la democracia ateniense se extendió por toda la historia´

"Troya", "300", "Gladiator"... El llamado género "peplum", que aborda en el cine el mundo clásico, ha vuelto a tomar auge en la cultura popular. Incluso el director español Alejandro Amenábar acaba de presentar en Cannes una película ambientada en la Alejandría de hace 1.700 años. Javier Negrete es, tal vez, el novelista español que con mayor acierto ha retratado esa época, aunque su paso por el Club Faro ha coincidido con un libro de no ficción: "La gran aventura de los griegos". En su intervención se centró en las Guerras Médicas: griegos contra persas en el siglo V a. C.

RAFA LÓPEZ - VIGO –Su primera novela fue “una de romanos”, a los diez años. ¿Qué hizo que se sintiera atraído por el mundo clásico? ¿Las películas de romanos?
–Cuando reponían películas como “Ben Hur” o “Quo vadis” en el cine de mi barrio era un acontecimiento. Íbamos todo el barrio, se montaban unas colas tremendas. También las novelas de Alejandro Núñez Alonso y sus historias sobre Benasur de Judea. Me había leído “La Odisea” de niño... Quise imitarlo y escribí mi primera novela de romanos.
–Le fascinó “La Odisea” pero confiesa que no pudo con el “Ulises” de Joyce...
–No diré que no lo pude terminar, es que no llegué a la página 7 (risas). Que me perdonen los admiradores del “Ulises”, pero tengo otras cosas que leer en la vida antes que hincarle el diente a este tipo de libros. “La Odisea” es el relato de un poeta que desaparece tras su historia para contarnos una hazaña. En cambio, cuando un libro es de un autor que quiere hacer un tour de force, lucirse, corre el riesgo de que esa voz personal no interese. Esto es una herejía, pero de la gente que conozco pocos han leído el “Ulises”.
–¿Se oculta usted tras la narración?
–Sí, quizá más en las novelas. En “La gran aventura de los griegos” me he puesto más en primer plano porque era una manera de hacer la historia más atractiva. Me fijé en el modelo de Indro Montanelli. Cuento anécdotas como cuando Rodríguez Adrados me pilló en clase sin saberme la pregunta, para dar mayor proximidad a la historia.
–¿Se puede establecer algún paralelismo entre el enfrentamiento entre griegos y persas en las Guerras Médicas y las tensiones actuales entre occidente y el mundo islámico?
–Es arriesgado. La civilización griega, aunque fue la cuna de nuestra civilización occidental, tuvo toques orientales. Por otro lado, la cultura persa tampoco era el mundo del Islam, y menos aún su parte más fundamentalista. Era bastante tolerante con las religiones, aunque tenía una religión en trámites de convertirse en monoteísta: el mazdeísmo, que para muchos autores tuvo una profunda influencia en el cristianismo.
–¿Fue la batalla de Salamina mucho más trascendente que la de las Termópilas para la historia de la civilización occidental?
–Sí, porque no se hubiera producido “el milagro griego”. Si hubiera caído en poder de los persas, esa libertad de pensamiento se hubiera vuelto más constreñida. Las energías que acumuló Atenas con la victoria posibilitaron que la democracia ateniense se convirtiera en una especie de supernova. Su esplendor duró unas décadas, pero se extendió por toda la historia. Gracias a Salamina tuvimos el Partenón, el teatro griego, la filosofía de Platón...
–La eleutheria griega, la libertad de la que disfrutamos en Occidente, ¿es herencia griega?
–Yo creo que sí. Los habitantes de los reinos de Mesopotamia, Egipto y el imperio persa tenían súbditos, había una pirámide social muy clara. En la democracia ateniense un inválido que cobraba un subsidio no se consideraba inferior a los aristócratas. Había un concepto de dignidad personal, no tenían que arrodillarse ante los demás sólo porque tenían más propiedades.
–Siente fascinación por las erupciones volcánicas. ¿Cuál le ha suscitado más interés? ¿La que arrasó Pompeya o la de Tera?
–La de Pompeya fue una bendición para los arqueólogos, pero la de Santorini me fascina más. Aparte de que fue más brutal, fue el posible núcleo del mito de la Atlántida. Precisamente la novela que estoy escribiendo ahora se titula “Atlántida” y, en parte, la ambiento en Tera, en Santorini, que he visitado para pisar el volcar y tocarlo con mis manos. Me trago todos los documentales sobre volcanes y una de mis ilusiones es acercarme a alguno, no tanto como para morir, por supuesto...
–Que no le pase como a Plinio el Viejo...
–Efectivamente. Seguramente murió por un exceso de curiosidad.
–Escribió una novela erótica, “Amada de los dioses”, ambientada en el mundo griego. Y muchos términos sexuales tienen una etimología griega. ¿Acaso vivían los griegos la sexualidad de un modo, digamos, moderno?
–Conocemos la tendencia a la homosexualidad, pero es una homosexualidad peculiar, con sus rituales diferentes. Quitando los poemas de Safo y poco más, no sabemos muy bien qué pensaban las mujeres, las vemos como objeto de deseo de los hombres. Pero tengo la impresión de que la sexualidad estaba al pie de la calle, porque era una civilización muy corporal. Vivían al aire libre, hacían deporte y sus ropas dejaban ver el cuerpo enseguida.

Fuente: farodevigo.es