El cantautor Tonino Carotone (Antonio de la Cuesta en el DNI) sostiene que "hay que descubrir el caos para construir". Por eso la composición de los temas de su último álbum, Ciao mortali! (Volcán), como la del resto, fue un puro despropósito. El escenario es siempre un bar -"necesito para escribir música, ruido, la mirada de la gente, el humo..."- y las herramientas: un boli Bic y flyers, postales, una factura... ("cualquier papel menos servilletas, que se arrugan"). Prosigue el delirio: "Meto en bolsas de basura los papelillos y luego hago mi propia selección de canciones mezclando trozos de distintas fechas". "Hay un mestizaje de lo nuevo y lo viejo. Mi mente es caótica", asegura, con un copón en la mano, como si quedase alguna duda.

Tonino (Burgos, 1970) juró que antes que vivir en Madrid, "el centro del provincianismo", repartiría envíos urgentes en Pamplona, la ciudad en la que se crió. Sin embargo, el corazón le ha llevado a instalarse en la capital. "En Lavapiés, que es como un pueblo", precisa el cantante, capaz de vender 70.000 copias en Italia de su primer disco, Mondo difficile (2000) con su conocido himno macarra 'Me cago en el amor'. Lo Máximo, el bar de su chica, es hoy su segunda casa. Y se entiende porque la apariencia del local de los años cincuenta, entre cañí y popero, es acorde a la estética y la personalidad de este "canalla, hortera y majadero", según su propia descripción. Aunque en plena promoción de Ciao mortali! -visitará también Italia, Grecia y Suramérica- no tiene mucho tiempo de frecuentarlo. "He ganado en experiencia, no quiero decir madurez. Son canciones puras, no contaminadas. El tango ('De vuelta a Buenos Aires') es sólo con guitarra y voz, como eran antes; la rumba catalana ('La parienta') con cajón...", explica. Hay también espacio para el funky ('Al viento'), una colaboración con su amigo Manu Chao ('Pornofútbol'), un recuerdo a Atapuerca y, por supuesto, para la música italiana, con referencias a Carosone o Celentano.

Con su imagen canalla -de riguroso negro y sombrero de ala ancha-, Tonino es confundido en las fronteras con un gitano del Este. Se cuida hasta el extremo de enumerar las ventajas estéticas de moverse en barco: "Son sólo 18 horas el Génova-Barcelona. Me da tiempo de inspirarme, fumar en cubierta, acudir al cabaré para la tercera edad -que me encanta- y, encima, llegas hecho un caballero. Nada sudado, como en el avión, sino bañado y afeitado. Un dandi".

Πηγή: El Pais