Ευρετήριο Άρθρου

Ahora que está tan de moda aprender esta lengua vamos a reflexionar sobre ciertos aspectos del proceso de enseñanza y asimilación. En primer lugar, hay que decir algo que no solo vale para esta lengua y tampoco para las demás, sino para absolutamente TODO en esta vida: lo que siembras es lo que recoges. El tiempo que empleas en hacer algo es directamente proporcional a lo que te devuelve esa actividad. Pensadlo un poco, al margen de contadas excepciones... ¿cuántas veces os habéis esforzado en algo y os ha salido mal? Y es que el esfuerzo y la disciplina al final reportan sus beneficios.

Pero no todos están dispuestos a hacer esos esfuerzos, algunos, los más sacrificados, los llevan a cabo con placer, pues han aprendido que ese esfuerzo dará sus frutos tarde o temprano. Otros, los más espontáneos, van a clase sin papel ni bolígrafo, como decimos en español «con una mano delante y otra detrás» y pretenden aprender la lengua a base de escuchársela al profesor, a través de una suerte de magia o telepatía creen que al pasar varias horas al mes con el profesor, se les puede contagiar algo de este conocimiento que él posee. No dudo que algo se les quede, porque todos tenemos un mínimo de memoria. Pero en mi opinión estas son personas aspiran a un ideal imposible. Aprender una lengua sin hacer esfuerzos. Lo quieren todo, y es una ambición bastante utópica. Desconozco si alguna lengua es tan sencilla que se pueda aprender a base de escucharla, pero os aseguro que con el español es bastante difícil, diría que milagroso. En resumen, para presumir hay que sufrir, como dicen las abuelas en España.

Dicho esto, hay que añadir que hay gente que por diferentes motivos siempre necesitará más o menos tiempo, más o menos esfuerzo, más o menos ejercicios gramaticales, más o menos horas de exposición a esa lengua, más o menos repeticiones de las explicaciones, más o menos errores a la hora de aprender (el error, ese gran amigo del que hablaremos luego). Pero de esas horas de sacrificio, por pocas que sean, no nos librará el mejor profesor. Y es que hay un momento en el aprendizaje de lenguas, especialmente al inicio en el que el entusiasmo y la excitación se intercalan con la decepción y la confusión, al comprobar que no «era tan fácil» o «que no puedo hablar tan pronto como lo había planeado.» Ese momento de confusión, esas noches oscuras en el aprendizaje, ese agujero negro, creo que es algo por lo que tiene que pasar todo estudiante, es una etapa, como el acné juvenil o el sarampión. El alumno tiene que lidiar con eso solito. En esa etapa es donde algunos abandonan. No les agrada esa oscuridad, y prefieren volver a la luz y a la seguridad del idioma materno. Además, acompañan la huída de excusas como «el español es muy difícil», «no tengo tiempo», «el profesor era malo», etc. Bien, como decimos en español, quien no se consuela es porque no quiere y si has decidido dejarlo, lo dejarás. En esta fase, creo que es muy importante contar con un profesor con capacidad de motivarte, de hacerte vislumbrar la luz al final del túnel, de hacerte digerible, asequible, atractiva esta bella lengua, porque merece la pena.

Una vez comentados esos puntos clave, querría añadir ciertos consejos que os pueden ayudar tanto a los que queráis comenzar con el español como a los que ya estéis embarcados en su aprendizaje.

En primer lugar, es importante tener un objetivo, Séneca dijo que no hay viento favorable para el que no sabe adónde va. Por lo tanto, es importante definir bien qué queremos. Un diploma, aprender hasta qué nivel, ser capaces de ver películas en español, entender las canciones hispanoamericanas, viajar a España y no usar el inglés (bastante difícil, por otra parte), etc. Hay que verbalizarlo, saber qué queremos nos ayudará a conseguirlo y nos dará motivación en esos momentos de frustración cuando la confusión se apodera de nosotros.

Otra cuestión es la elección del método; hoy en día es posible aprender español on-line, con un profesor privado, en una academia con un grupo o yendo a España por unos meses para empaparse de la lengua. Incluso en esta última opción, recomiendo siempre buscar un guía, un profesor, que puede ser un amigo o amante, sí, pero por experiencia os digo que no corrigen, es aburrido corregir a un amigo, no todos tienen la paciencia para hacerlo y a algunos les parece maleducado corregir a un amigo, pues piensan que se puede ofender. Además, nuestro amigo del alma puede no es un experto en gramática y quizás ni siquiera sabe las reglas de uso del pretérito indefinido, aunque sepa usarlo a la perfección. Es humano, nuestro amigo, pero no puede abarcar todo el conocimiento y quizá su campo de trabajo sea otro. Dicho lo cual, hay que buscar un profesor. Esas leyendas urbanas que todos hemos oído, de que alguien se fue a España de Erasmus 6 meses y aprendió hablar como un español… siento decepcionaros pero en mis años como profesora no he encontrado ningún caso así. Necesitamos a alguien que nos corrija, alguien que nos pueda explicar por qué se dice «estar loco» y «ser estudiante», cuando nuestra lógica nos dice que es al revés, pues lo primero es permanente y lo segundo temporal.

Y por último hablaré de lo que puede hacer uno, al margen de tener disciplina, capacidad de sacrificio, ganas de esforzarte, medios y tiempo para estudiar, un buen profesor, un programa de estudio semanal… ¿Qué puede hacer uno para ayudarse en el aprendizaje de español? Bien, creo que vivimos en una era en la que realmente no tenemos excusa, los conocimientos están a un click de ratón. Podemos buscar canciones en internet y descargar las letras también. Os recomiendo el siguiente link que ofrece la posibilidad de ver el vídeo de la canción a la vez que las letras. http://letras.terra.com.br/

También ayuda ver películas de diferentes países, en Cervantes tienen una colección muy completa y os recomiendo a todos pasaros por allí.

Hay que exponerse en la medida de lo posible a esa lengua, si no podemos estar en España ahora mismo, podemos ver su televisión a través de internet. En el siguiente link podemos encontrar diferentes medios de comunicación de España. Muy útil. http://www.virtual-spain.com/

Y en este otro podéis ver revistas y periódicos en la pantalla del ordenador. No tenéis excusa. http://www.youkioske.com/

Y por último, no hay que tener miedo a los errores, errar es aprender y eso es lo que queremos, ¿no? El error es nuestro gran aliado. Cuantos más errores cometamos, más rápido y eficientemente aprenderemos. Thomas Edison, el inventor de la luz, realizó 10.000 intentos antes de dar con la fórmula que le llevó a descubrir la electricidad. Cuando le preguntaron si no se había sentido decepcionado, dijo que sabía 10.000 formas en las que no funcionaría, con lo cual eso le acercaba más al acierto. Por lo tanto, ¡hagamos una apología del error! Viva el error, el error nos indica por dónde no tenemos que ir y con unas cuantas repeticiones eso se grabará en nuestra mente y en futuras ocasiones lo haremos de forma inconsciente. ¿Acaso no es así como aprenden a andar los bebés? No conozco a ningún bebé que se desmoralice y abandone al caer… Ese tipo de alumnos es el que encanta a un profesor, ese lo que yo llamo el alumno triunfador. Todos podéis serlo, está en vuestra mano perder el miedo al error. Os deseo entusiasmo y motivación en vuestro aprendizaje. Saludos.

Redacción: Ana Isabel Fernández
Traducción al griego: Sisi Tsatsaroni
Revisión: Vicky Rouska